3 abr 2011

Rudy Steiner

"...Luego vino Rudy.
Por los clavos de Cristo, Rudy...

Estaba en la cama con una de sus hermanas, quien debía haberle dado una patada o un buen empujón para conseguir casi todo el espacio disponible porque el pobre estaba en el borde, rodeándola con un brazo. El niño dormía. Su cabello iluminado por las velas incendiaba la cama y los recogí a ambos, a Betina y a el, con sus almas todavía en la manta. Al menos fue una muerte rápida y aun no estaban fríos. El chico del avión, pensé. El oso de peluche ¿Donde estaba el ultimo consuelo de Rudy?¿Donde estaba esa persona que consolarle de que le robaran la vida?¿Quien estaba allí para tranquilizarlo cuando le arrancaron la alfombra de la vida bajo los pies dormidos?
Nadie.
Allí solo estaba yo.
Y lo de consolar a la gente no es que se me de muy bien que digamos, sobre todo con las manos frías, estando la cama tan caliente. Cargue con el con suavidad, por la calle destrozada, con sabor a sal en un ojo y el sepulcral corazón en un puño. Con el me esmere un poco mas. Mire un momento lo que contenía su alma y vi un niño en la Alemania nazi, pintado de carbón gritando el nombre de Jesse Owens mientras se llevaba por delante la cinta de llegada. Lo vi hundido hasta la cintura en el agua gélida, intentando atrapar un libro, y vi un niño tumbado en la cama imaginando el sabor que tendría un beso de su extraordinaria vecina. Este chico puede conmigo. Siempre. Es lo único malo que tiene. Me rompe el corazón. Me hace llorar..."







"...¿Rudy?
Al segundo intento, no solo musito su nombre
-¿Rudy?
Estaba tendido en el suelo, con su cabello rubio y los ojos cerrados. La ladrona de libros corrió hacia el y cayó de rodillas. Soltó el libro negro.
-Rudy, despierta...-sollozo. Lo cogió por la camisa del pijama y lo sacudió con suma suavidad, incrédula- Despierta, Rudy.- Mientras el cielo seguía caldeandose y lloviznaba ceniza, Liesel sujetaba a Rudy Steiner por la camisa- Rudy, por favor- Intentando reprimir las lágrimas- Rudy, por favor despierta, maldita sea, despierta, te quiero. Vamos Rudy, Jesse Owens, pero si te quiero despierta, despierta, despierta...
No sirvio de nada.
La montaña de escombros era cada vez mayor. Colinas de cemento coronadas de rojo. Una bella joven vapuleada por las lagrimas, zarandeando a los muertos.
Incrédula, Liesel enterró la cara en el pecho de Rudy. Incorporo el cuerpo inerte intentando que no se fuera hacia atrás, pese a que no le quedo mas remedio que devolverlo al suelo devastado. Con suavidad.
Despacio, Despacio.

-Dios, Rudy
Se inclino sobre el rostro sin vida y beso en los labios con delicadeza a su mejor amigo, Rudy Steiner. Rudy tenia un sabor dulce y a polvo, sabia a reproche entre las sombras de los arboles y el resplandor de la colección de trajes del anarquista. Lo beso larga y suavemente, y cuando se retiro, le acaricio los labios con los dedos. Le temblaban las manos.
No se despidió. No tuvo fuerzas. Minutos después logro apartarse de el y arrancarse del suelo. Me maravilla lo que los humanos son capaces de hacer aunque estén llorando a lágrima viva, que digan adelante, tambaleantes, tosiendo, rebuscando y hallando..."








Extractos de "La ladrona de libros"

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